La función más conocida de la vitamina K es promover la coagulación sanguínea, reduciendo así la pérdida de sangre por heridas, etc.
Esta vitamina participa en la mantención de los vasos sanguíneos, contribuyendo al funcionamiento del sistema cardiovascular.
También favorece la incorporación de calcio a los huesos al activar a la osteocalcina, asegurando el crecimiento y desarrollo normal de los huesos.